sábado, 3 de agosto de 2013

Peña Tendeñera

Un año más volví a quedar con Diego para disfrutar de un día de montaña. Los tres miles que habíamos estado mirando todavía tenían algo de nieve en sus cimas y nos podíamos encontrar algún tramo que entrañase alguna dificultad técnica, como somos un poco “vaguetes” y no nos apetecía llevar el peso de los crampones, nos decantamos por un pico algo más al sur. Tras estudiar las distintas posibilidades Peña Tendeñera fue el seleccionado. De las diferentes vías que hay para su ascensión elegimos la que se inicia desde Linas de Broto.

Camino en el barranco Sorrosal
Puente de la Mercera
Cascada en el camino
Objetivo a la vista
Primero recorrimos los casi 4 kilómetros del barranco Sorrosal metidos entre zona sombría, paralelos al rio y atravesando pequeñas zonas de cultivo abandonadas. Llegamos al Puente de la Mercera, lo cruzamos y tras un par de requiebros del camino nos presentamos en frente de una pequeña cascada. Superada alcanzamos una enorme pradera, a partir de ahora íbamos a echar de menos la sombra del bosque. Dejamos a un lado el Refugio de la Faja. Ahora nos tocaba remontar el barranco de Suaso, en aquel valle no estaba dibujado un camino claro pero sabiendo que nos dirigíamos a un cuello que quedaba al fondo a la izquierda tampoco había mucho problema.

Al fondo las Crestas de Año
El camino se empieza a complicar
Así durante un buen rato
Vista atrás
Llegar al collado supuso algo de esfuerzo había bastante desnivel pero una vez superado aprovechamos para descansar, hidratarnos y tomar alguna barrita energética, aun nos quedaba un buen trecho hasta la cima. Pronto volvimos al camino que cogimos por una pequeña barranquera. Enseguida nos encontramos metidos en un mar de grandes bloques de piedra en el que más de una vez tuvimos que utilizar las manos para no perder el equilibrio. Gracias a los pequeños hitos y al sentido de la orientación de Diego pudimos seguir el camino en aquel caos pétreo. Llegamos a la famosa chimenea, nos costó encontrarla. Un enorme hito, que a nuestro juicio estaba mal ubicado nos despisto bastante, lo intentamos por varios sitios pero nada, estaba imposible. Casi estuvimos a punto de darnos la vuelta, cuando de repente algo más a la izquierda apareció ante nuestros ojos. Con una pequeña trepada subimos por ella aunque con alguna dificultad ya que es bastante estrecha lo que limita un poco los movimientos. Por si alguien desea echar una cuerda está equipada para asegurarse.

Puff. ¡Vaya paliza!
Chimenea vista desde arriba
Ya va quedando menos
Vista desde el collado
Dejamos atrás el escollo de la chimenea y llegamos a un circo. Bordeamos un nevero para tirarnos en dirección al cuello que forman Peña Tendeñera y el Mallo de las Blancas. Alcanzar el collado supuso bastante esfuerzo ya que que atravesar un canchal de esos en los que das un paso adelante y caes dos atrás. Al final con algo de sobrealiento llegamos al collado, las vistas que obtuvimos del otro lado fueron impresionantes, incluida la vertiginosa caída que se veía bajo nuestros pies. Hasta la cumbre ya solo nos quedaba un tramo de cresteo en el que tuvimos que volver a utilizar las manos. Después de un ratillo añadimos otra cima a la colección. Hacia un día bastante bueno y aunque había alguna nube alta el paisaje se dejaba ver. La sierra de la Partacua, lo picos de siempre: el Anayet, el Midi, Vignemale, el Perdido, pero lo que más me impresiono fue la vista de Ordesa aunque desde nuestra posición estaba parcialmente tapada por el Pico Otal (lo pongo en mi lista de pendientes).

Solo nos queda esto
Pero no es fácil
Al fondo la Sierra de la Partacua
Una mas, Diego
Merece la pena subir aquí
Como siempre lo mejor de hacer cima, a parte de las vistas, es lo bien que sienta el bocadillo que además fue amenizado por un ultraligero que paso a escaso metros de nosotros. Por desgracia tocaba volver, en vez de retornar por el mismo camino volvimos en dirección este. Nada más empezar tuvimos que pasar un corto pero vertiginoso paso aéreo, habitualmente no suelo tener vértigo pero este paso me dio bastante impresión. Diego prefirió pasar a cuatro patas y bien que hizo, estos pasos hay que hacerlos como más seguro te encuentres. Después del subidón de adrenalina bajamos a buen ritmo, este camino estaba bastante mejor que por el que habíamos subido. Pasamos por debajo de las paredes que forman las Crestas de Año en las que pudimos ver claramente como anidaban multitud de buitres.

Complicado paso aéreo
Camino de bajada
Crestas de Año
Por aquí vimos difícil bajar
Estoy reventado y aun me quedan 4 Km.
En vez de descender por una canal que parecía bastante complicada rodeamos la Fañariza Alta para meternos en un vallecillo debajo del Pico Otal, quizá fuese algo más largo pero el camino estaba bastante mejor, el problema es que nos equivocamos y nos pasamos el lugar por donde debíamos cruzar el barranco de Planas D’abozo y cuando nos dimos cuenta ya era bastante tarde. Decidimos seguir hasta el Refugio de la Faja para tomar el camino de esta mañana que debido a los kilómetros y el desnivel que llevábamos acumulados en las piernas se nos hizo algo pesado.
Ya solo queda esperar al próximo año para intentar otra cumbre, posiblemente el Arriel

Track de la ruta

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